13.11.07

Amamos a las chicas Bardo (1)

En este mundo tan frío y desamorado, donde el dinero es el rey para muchos, Señorita Corazón exalta a las mujeres que hacemos las cosas por amor, con el corazón en la mano, desbordadas, como hemos estado tantas veces, porque convengamos que la mayoría de nosotros maneja su inteligencia emocional de grande (y cuando ya metimos tantas veces la pata que es inútil).Por eso vamos a iniciar un ciclo de Chicas-Bardo, que por equivocarse por amor nos caen simpáticas y les perdonamos la vida.En nuestra primer entrega nos vamos a referir a Paula Yates. En Argentina no es muy conocida, acomódense el rodete que vamos a chusmear.Inglaterra, país de bardos de verdad. Ahí el que se revienta, se revienta, no anda con chiquitas. Bueno, nuestra heroína era fanática del rock. Desde jovencita se calzó los borceguíes y empezó a perseguir guitarristas, bajistas y bateristas. No era divina, pero tampoco estaba mal, y con mucha actitud, logró transarse a varios.Un conocido le ofreció sacarse la ropa para la revista Penthouse y Paula aceptó chocha.Ahí se hizo un poco famosa, y conoció a Bob Geldof (el de The Wall, el de Live 8) que en ese momento era bastante conocido. Con mucha maña, lo enamoró y se casaron en Las Vegas, ella de rojo y él con galera, hermosos y divertidos. Tuvieron tres hijas a las que les pusieron nombres largos y difíciles. Hicieron dos programas de TV juntos, ella conducía y el producía: The Big Breakfast (en el que Paula desayunaba en la cama con un famoso) y The Tube, donde bandas tocaban en vivo.Todo iba de maravillas hasta que el invitado al programa fue Michael Hutchence, el cantante en ese momento de Inxs, Uno de los más lindos, sin duda. Un galán, al que Paula ya le había echado el ojo y el marido se lo puso en la cama para desayunar. Ella murió de amor y él, que ya estaba cansado de las bellezas (su novia era la modelo Helena Crstiansen), fue seducido por la actitud de Paula.Total que se pasaron los teléfonos y se encontraron al otro día en las afueras de Londres. Imagínense a ella yendo a ese encuentro, el corazón se le saldría de la boca. Fueron a un hotel; pero alguien los reconoció, llamó a la prensa (que en Inglaterra es feroz) y al otro día Bob se levantó con unos cuernos enormes y con su mujer en la tapa de los diarios de todo el país saliendo de un “mueble” (já!) con el rockero ganador. Un bajón, pobre Bob. Ella aprovechó la frenada y se bajó del matrimonio y, feliz y contenta, se fue con Michael a vivir.Pero Bob había quedado herido y él en Inglaterra es un ícono, de hecho es Sir. Y se puso como loco: le sacó la tenencia de las tres nenas, acusándolos de faloperos. La policía les encontró sustancias y el juez falló a favor de Geldof. Esto rodeado de miles de paparazzis, reportajes con ella llorando, él llorando, defendiendo los derechos de los padres, etc, etc. Un culebrón.Paula queda embarazada de Michael. Bien por ella, que levante la mano la que no hubiera hecho lo mismo. Nace la nena y le ponen Tigre Lily que es el nombre de una flor.Michael y Paula odian a Bob, lo acusan de haberles puesto la droga para quedarse con las chicas. Bob odia a Michael, primero porque es divino, porque le sacó la mina y porque le hace mala prensa.Una noche Michael estaba en Sydney esperando a Paula que iba a pasar Navidad con él y las nenas. En el bar del Ritz se tomó todo. Subió a su cuarto y llamó a Paula, en esos llamados de borracho solitario. Ella le confirmó que no iba a poder ir a pasar las fiestas con él, porque Bob no le daba a las nenas. Michael se enfureció y a las cinco de la mañana llamó a lo de Geldof. Lo puteó, le gritó, lo escupió. Dicen los archivos judiciales que Bob no entendía la mayor parte de lo que decía, pero digamos que se hizo la idea.A las ocho de la mañana, Michael estaba colgando de un cinto en la habitación del hotel, desnudo y muerto.Paula entró en un enorme pozo depresivo. Se peleó con la suegra, que en pleno velorio de encajó un sopapo y la acusó de haberle arruinado la vida a su hijo. Se peleó con todo el mundo y se encerró en su casa de Notting Hill a llorar para siempre, con la hijita de ambos.Pasaron tres años espantosos: ella era una muerta en vida, a puro vodka y heroína.Una mañana llama una amiga y atiende Tigre Lilly: Mamá está durmiendo. A las cuatro horas vuelve a llamar y la nena responde lo mismo. La amiga se preocupa, y va a la casa de Paula, encontrándola muerta por sobredosis de heroína, con la nena vagando por la casa.La chiquita, con ambos padres suicidados, es reclamada por los abuelos paternos. Pero el juez dice que no, y se la da en custodia permanente al ser que su papá odió hasta la muerte: a Bob Geldof.Nuestra Paula cometió un enorme pecado dejando a sus hijas sin mamá. Pero su amor por Michael fue tan, pero tan fuerte, que no hubo herencia millonaria que la consolara, sólo quería volver a dormir con él.Una auténtica seguidora de los principios de Señorita Corazón.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que pasa es que él era demasiado lindo.

Anónimo dijo...

Hola Quet..al!
Tal cual prometí, aquí vine a ver vuestra producción marplatense.
Srtas Corazón, me gustó la tarjeta, super original.

Exitos y una alegría verte otra vez!
Fer

Julia Herrera dijo...

Ay esto ya parece cosa de tabloides...supongo que moda dice algo...cada vez hay mas mujeres transgresoras de cualquier estereotipo de g'enero...

Anónimo dijo...

Morir por amor..Irse al cielo a reunirse con su amado.Que bonito!Super romantíco.
Pero no se..una pareja nos hace libres,y a la vez prisioneros.
El dolor por alguién que quieres y que se va o te bloquea la vida de alguna manera no puede llegar a destruirte.
Lo hijos son aquello simbolico y material que unen de por vida a una pareja.
Y cuando los vés asi no puedes sentir algo tan aplacado pero no hasta el punto de desesquilibrate completamente..