13.11.07

Lo que tú quieras Oír

Sofía llega a casa tras un largo día de trabajo. Charla con una amiga y prepara una cena para su novio. Pero algo sucede y se ve obligada a elegir entre la realidad, la ficción o algo que está a medio camino entre ambas cosas. Lo que tú quieras oír es una historia de amor sobre la relación entre la ficción y la realidad. Sobre como algunas mujeres necesitamos creer lo que queremos. Este corto de 10 minutos de el español Guillermo Zapata, ha sido vista por más de dos millones de visitantes en youtube.


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Amamos a las chicas Bardo (1)

En este mundo tan frío y desamorado, donde el dinero es el rey para muchos, Señorita Corazón exalta a las mujeres que hacemos las cosas por amor, con el corazón en la mano, desbordadas, como hemos estado tantas veces, porque convengamos que la mayoría de nosotros maneja su inteligencia emocional de grande (y cuando ya metimos tantas veces la pata que es inútil).Por eso vamos a iniciar un ciclo de Chicas-Bardo, que por equivocarse por amor nos caen simpáticas y les perdonamos la vida.En nuestra primer entrega nos vamos a referir a Paula Yates. En Argentina no es muy conocida, acomódense el rodete que vamos a chusmear.Inglaterra, país de bardos de verdad. Ahí el que se revienta, se revienta, no anda con chiquitas. Bueno, nuestra heroína era fanática del rock. Desde jovencita se calzó los borceguíes y empezó a perseguir guitarristas, bajistas y bateristas. No era divina, pero tampoco estaba mal, y con mucha actitud, logró transarse a varios.Un conocido le ofreció sacarse la ropa para la revista Penthouse y Paula aceptó chocha.Ahí se hizo un poco famosa, y conoció a Bob Geldof (el de The Wall, el de Live 8) que en ese momento era bastante conocido. Con mucha maña, lo enamoró y se casaron en Las Vegas, ella de rojo y él con galera, hermosos y divertidos. Tuvieron tres hijas a las que les pusieron nombres largos y difíciles. Hicieron dos programas de TV juntos, ella conducía y el producía: The Big Breakfast (en el que Paula desayunaba en la cama con un famoso) y The Tube, donde bandas tocaban en vivo.Todo iba de maravillas hasta que el invitado al programa fue Michael Hutchence, el cantante en ese momento de Inxs, Uno de los más lindos, sin duda. Un galán, al que Paula ya le había echado el ojo y el marido se lo puso en la cama para desayunar. Ella murió de amor y él, que ya estaba cansado de las bellezas (su novia era la modelo Helena Crstiansen), fue seducido por la actitud de Paula.Total que se pasaron los teléfonos y se encontraron al otro día en las afueras de Londres. Imagínense a ella yendo a ese encuentro, el corazón se le saldría de la boca. Fueron a un hotel; pero alguien los reconoció, llamó a la prensa (que en Inglaterra es feroz) y al otro día Bob se levantó con unos cuernos enormes y con su mujer en la tapa de los diarios de todo el país saliendo de un “mueble” (já!) con el rockero ganador. Un bajón, pobre Bob. Ella aprovechó la frenada y se bajó del matrimonio y, feliz y contenta, se fue con Michael a vivir.Pero Bob había quedado herido y él en Inglaterra es un ícono, de hecho es Sir. Y se puso como loco: le sacó la tenencia de las tres nenas, acusándolos de faloperos. La policía les encontró sustancias y el juez falló a favor de Geldof. Esto rodeado de miles de paparazzis, reportajes con ella llorando, él llorando, defendiendo los derechos de los padres, etc, etc. Un culebrón.Paula queda embarazada de Michael. Bien por ella, que levante la mano la que no hubiera hecho lo mismo. Nace la nena y le ponen Tigre Lily que es el nombre de una flor.Michael y Paula odian a Bob, lo acusan de haberles puesto la droga para quedarse con las chicas. Bob odia a Michael, primero porque es divino, porque le sacó la mina y porque le hace mala prensa.Una noche Michael estaba en Sydney esperando a Paula que iba a pasar Navidad con él y las nenas. En el bar del Ritz se tomó todo. Subió a su cuarto y llamó a Paula, en esos llamados de borracho solitario. Ella le confirmó que no iba a poder ir a pasar las fiestas con él, porque Bob no le daba a las nenas. Michael se enfureció y a las cinco de la mañana llamó a lo de Geldof. Lo puteó, le gritó, lo escupió. Dicen los archivos judiciales que Bob no entendía la mayor parte de lo que decía, pero digamos que se hizo la idea.A las ocho de la mañana, Michael estaba colgando de un cinto en la habitación del hotel, desnudo y muerto.Paula entró en un enorme pozo depresivo. Se peleó con la suegra, que en pleno velorio de encajó un sopapo y la acusó de haberle arruinado la vida a su hijo. Se peleó con todo el mundo y se encerró en su casa de Notting Hill a llorar para siempre, con la hijita de ambos.Pasaron tres años espantosos: ella era una muerta en vida, a puro vodka y heroína.Una mañana llama una amiga y atiende Tigre Lilly: Mamá está durmiendo. A las cuatro horas vuelve a llamar y la nena responde lo mismo. La amiga se preocupa, y va a la casa de Paula, encontrándola muerta por sobredosis de heroína, con la nena vagando por la casa.La chiquita, con ambos padres suicidados, es reclamada por los abuelos paternos. Pero el juez dice que no, y se la da en custodia permanente al ser que su papá odió hasta la muerte: a Bob Geldof.Nuestra Paula cometió un enorme pecado dejando a sus hijas sin mamá. Pero su amor por Michael fue tan, pero tan fuerte, que no hubo herencia millonaria que la consolara, sólo quería volver a dormir con él.Una auténtica seguidora de los principios de Señorita Corazón.

5.11.07

Bon jour, tristesse ...

El amor tiene momentos maravillosos. Y momentos muy, muy tristes.
¡Qué triste es el día en que nos damos cuenta que nuestro amor, tan erguido y orgulloso al principio, es igual al de todos!
Recuerdo cómo nos burlábamos de esas parejas que ni se hablaban en el restaurant, nos reíamos con la plena seguridad de que nuestra inteligencia nunca nos iba a permitir llegar a ese espanto. Y aquí estamos. Lo único que nos faltaba eran años. Y la inteligencia para esto no sirvió o no se usó.
Qué triste es ver que es igual dar o no el beso de las buenas noches. Qué triste es sentirse fastidiosa, que lo que contás no interesa, que ya se sabe, que ya lo sabe, que “otra vez la historia del examen ese…¡ya me lo contaste mil veces!”
Pero lo más triste es darse cuenta que una no siente así, que una no se cansó, que sigue queriendo y que no le es lo mismo sin el beso de las buenas noches.
Y no querer caer en al absurdo clishé de la separada (malísimo), pero no querer entregarse.
Qué triste, pero qué triste está hoy la Señorita Corazón.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpaaaaa ...

En la Argentina muchas de las Señoritas Corazón nos hemos criado en una cultura católica, aunque no hayamos ido a misa todos los domingos. Esa formación nos hizo ver, mejor dicho, espiar, muchas cosas de la vida de un lugar culposo, vergonzante.
A veces parece que pasó muchísimo tiempo, pero hasta hace poquitísimo se mostraba la sábana con la sangre de la virgen luego de la noche de bodas. Hoy el pete está de moda, pero hace pocos años los muchachitos morían por encontrar una que lo hiciera (y ni hablar si se la tragaba!). Los chicos dicen que hoy es el sinónimo de transar de hace unos años.
La cuestión es que lo que se hacía generaba, de una u otra manera, una enorme dosis de culpa. No sólo en el terreno sexual; culpa por no ser buena hija, culpa por no estudiar lo suficiente, culpa por ser mala madre, culpa por no defender nuestra vida a capa y espada, culpa por pasar las Fiestas en Claromecó (“Cuando hay miles de personas que cruzan el planeta para estar con sus padres!!!!”)
La buena chica: se queda con los padres acompañándolos cuando todos se han ido; tiene la casa impecable; no sale, ni se mama, ni putea, ni……
La mayoría no hemos sido “buenas chicas”, pero en algún lugar de nuestro corazón, la Culpa ha corroído nuestra personalidad. Es más, creo que lo que ha posibilitado que muchas mujeres trasciendan (Frida Kahlo, Simone de Bevouir, Madonna) fue su falta de sentimiento culposo, que básicamente es un enorme paralizador.
En países cuya formación no es católica, la Culpa no es tan fatal (aunque igual son re pacatos y muy caretas).

Tengo una anécdota: Una vez estaba en Suecia (porque la Señorita Corazón es internacional, sorry). Yo tenía alrededor de 25 años y todavía vivía con mis padres, como una buena chica. En una fiesta llena de suecos (no puedo evitar pensar mil chistes malos), me preguntaron acerca de mi formación religiosa (los suecos son de hacer ese tipo de preguntas antes de querer tirarte los kilos sólo si están bien mamados) y yo, más por costumbre que otra cosa, respondí “Católica”. Una sueca dijo “Uh, ¿Entonces pensás llegar virgen al matrimonio?”
-Jaja,ja!!- dije- No…nada que ver!
-Y qué, ¿No usás preservativo?- insistió otro
-¿Por?- pregunté con cara de asombro
- Porque su Papa no se los permite!!!
Y ahí entré en una confusa explicación sobre que bueno, en realidad, mmmhhh, no es taaan así, en síntesis les dí a entender que lo que dijera el Papa me tenía totalmente sin cuidado y que en realidad me chupaba un huevo lo que dijera ese pollerudo chupa sangree…en fin, me exalté y en un segundo tiré por la borda mi convicción de hacía tres minutos atrás.
Luego me preguntaron con quién vivía, refiriéndose a si tenía pareja o no. Yo, volviendo a la buena chica, ya más calmada de mi exabrupto anterior, sonreí y con mi mejor cara de boluda dije : “Con mis padres” (siempre pensé que “padres” suena mejor que “papá y mamá”; como “cuarto” suena mejor que “pieza”, pero ese es otro tema). Y ahí sentí que me miraban como a un aparato, como a esas chicas medio border que no son completamente taradas pero que tampoco dá para que vivan solas.
-Noooo!- grité al darme cuenta de la realidad- Lo que pasa es que la situación económica, bla, bla, bla……
Y entré en una larga y confusa perorata sobre Latinoamérica y su pobreza (y de paso los hice sentir explotadores y chupasangres, yeahh), y listo. Para ese momento ya habían tomado su segunda cerveza y ya no les importaba más nada.

Observarán Uds, queridos lectores, qué confusión de ideas, que choque de ideologías. Allá es impensado que una chica no se vaya de la casa alrededor de los 18 años. Impensado para la hija, pero también para los padres que consideran parte de la educación el hecho de que se hagan independientes. Más allá de la situación económica, acá hay una especie de concepto de “buena chica” a la que se queda en casita hasta que la vengan a buscar para llevarla al altar (¡y cómo tarda a veces!).

La Culpa. Lanzarnos a la vida, aparte de miedo, da mucha Culpa. Es tan fuerte la Culpa en nuestra sociedad que dejamos que se nos pudra la Vida con tal de no enfrentarla.
Seguro seguiremos hablando de la Culpa. Qué sé yo, de última nos ahorramos unas visitas al psicólogo (que por otro lado, ¿por qué creen que anda tan bien por estos lares? Ehhh?).
Señorita Corazón, con el alma llena de amor….y de culpa.

1.11.07

Amenazas sobre el bidet

Cuando las mujeres iniciamos una relación estable, y después del tremendamente agotador esfuerzo de llegar a este punto (já!), o sea a la parte en que terminan los cuento; después del baile, con el zapatito exactamente de nuestro número; después del desenfreno amoroso (bueno, póngale onda) del inicio, en algún momento y por alguna circunstancia aparecen los macabros celos.
Quizá reapareció una ex, quizá un encuentro casual, una mirada, en fin…alguna situación en la que esa espantosa sensación se apodera de nosotras y se termina la racionalidad. Dejamos de ser esas mujeres analíticas y sensibles para convertirnos en hienas llenas de veneno, con la autoestima por el suelo, miedosas, agresivas, heridas, resentidas.
Muchas son las cosas que producen los celos; ya hablaremos sobre ellos. Pero lo que hoy nos inquieta es saber si las amenazas ( que van desde un cariñoso “no te hagás el vivo” hasta “te quemo la cara con ácido”) sirven para algo.
Una amiga asegura que la mujer celosa lo primero que debería saber es que le está dando ideas a la pareja. Y que una mujer que no había sido ni registrada empieza a generar curiosidad. Agrega que no hay cosa peor que contarle a un hombre lo tremendamente puta que es una amiga, que a partir de allí se desata una manada de ratones en el cerebro masculino.
Otra dice que los celos son inseguridades puestas en el otro.
Una más sentencia: “El ya sabe que conmigo no se jode, que si lo pesco en una se termina todo”.
Alguien que va a ser infiel:¿dejará de hacerlo por temor a las amenazas? Y, aparte de hacer sentir malísimamente a alguien querido, ¿sirven para algo?
“Te voy a decir algo: Si alguna vez yo me llego a enterar….” Ayyy, Señor, qué feas podemos ser!!!
Quizá algunos funcionen mejor con la rienda corta. Básicamente me parece todo una gran estupidez, pero una vez en el baile lo bailaremos lo mejor posible. ¿Es la fidelidad un bien a asegurar?
Y ojo como mirás a esa del escote, que Señorita Corazón todo lo ve. Sí, claro, seguro que no lo viste, ella está tan discreta y vos estás casi ciego!