8.11.08

Lo que nos gusta….¿Es lo que nos calienta? ¿eh?

Muchas veces nuestra sexualidad se ve tapada por esos mandamientos estéticos, sociales, familiares, religiosos, etc, y tardamos mucho tiempo más del que nos animamos a confesar en descubrir qué nos calienta de verdad. Ahora sí, cuando lo descubrimos…¡agarrate, Catalina!!!

Mi teoría es que por eso los 30/40 están que arden.

¿Cuántos orgasmos fingimos hasta encontrar LA posta? ¿Cuánto tardamos en averiguar lo que REALMENTE nos calienta? Ese que te enloquecía de chica, divino, ¿lo imaginabas en el altar esperándote ansioso o acabándote en la boca? ( hoy Señorita Corazón está hecha una loca…! )

Porque convengamos en que no abundan los hombres que se detienen a descubrir tu goce, y menos a los veinte años, en cinco minutos, en una playa de estacionamiento…

Y nosotras solas tardamos en blanquear esos tórridos pensamientos de calentona. Sin embargo tus más terribles, ay, como decirlo, bueno…pajas, no eran pensando en Brad Pitt, sino en el padre de tu amiga: un veterano con cara de trucho, medio grasa, medio mujeriego, con el que no irías ni a la esquina. Pero que te agarraba y te partía como a un queso. En tu fantasía, porque en la realidad te da casi asquito.

Creo que a muchos hombres les pasa lo mismo: he visto muchísimos con unas novias hermosas, delicadas y diáfanas a las que corneaban descaradamente con una vieja, una gorda, una narigona…y no porque estaban borrachos precisamente.

Pero claro, ¿cómo aceptar que el que te calienta es el viejo de la tintorería y no el estudiante de ciencias económicas con el que estás saliendo? (¡pobrecita!)

De esto no se habla casi nunca, y pareciera que el terreno de las fantasías femeninas todavía no ha sido muy explorado.

Cuéntenme, pequeñas toquetas, que las calienta de verdad.